¿Por qué no hay aseos en la sala blanca?

La protección frente a la contaminación es la máxima prioridad en la sala blanca: utilizar un inodoro supondría un alto riesgo para el entorno de la sala blanca. Prescindir de los aseos en la sala blanca no es una cuestión de comodidad, sino una decisión consciente a favor de la máxima limpieza y fiabilidad del proceso.

La protección frente a la contaminación es la máxima prioridad en la sala blanca: utilizar un inodoro supondría un alto riesgo para el entorno de la sala blanca. Prescindir de los aseos en la sala blanca no es una cuestión de comodidad, sino una decisión consciente a favor de la máxima limpieza y fiabilidad del proceso.

¿Cuáles son las razones para no instalar aseos en salas blancas?

He aquí un resumen de las cuatro razones más importantes:

  • Requisitos estrictos de limpieza:
    Las salas blancas están diseñadas para controlar hasta las partículas o gérmenes más pequeños. Aquí, incluso una contaminación mínima puede tener graves consecuencias: por ejemplo, defectos en los productos o incluso interrupciones del proceso, sobre todo en la producción farmacéutica, de tecnología médica o de semiconductores.
  • Vestimenta y desvestimenta complejas:
    Los empleados deben llevar ropa especial para salas blancas (por ejemplo, redecilla para el pelo, mono, guantes, calzado para salas blancas). Ésta se pone siguiendo un orden definido en la esclusa -sin tocar el suelo- y no debe salir de la sala limpia. Todo el proceso de cambio y desinfección debe completarse en cada visita al aseo, tanto al salir como al volver a entrar.
  • Alta susceptibilidad a los errores bajo presión de tiempo:
    En la práctica, se observa que procesos tan complejos no siempre se aplican correctamente bajo presión de tiempo o debido a errores rutinarios. Incluso una pequeña negligencia al cambiar o desinfectar aumenta significativamente el riesgo de contaminación.
  • Técnicamente muy complejo:
    Un aseo en la sala blanca tendría que integrarse en el complejo sistema de zonas presurizadas que garantiza la limpieza de las distintas zonas. La ventilación, el flujo de aire, las esclusas y la limpieza serían técnicamente difíciles de realizar y muy costosas, sin ningún valor añadido real.

El coste de integrar un aseo en un sistema sensible de sala blanca es desproporcionadamente alto. Desde un punto de vista higiénico, organizativo y técnico, prescindir de él es la única solución sensata. La protección de los productos y procesos sensibles es primordial en la sala blanca, y a veces esto también implica planificar un viaje al baño exterior.

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