Ya lo hemos dicho muchas veces: cada metro cuadrado sala limpia cuesta energía durante el funcionamiento. Por eso siempre planificamos un sistema para que sea tan grande como sea necesario y tan pequeño como sea posible. Sin embargo, como los costes de funcionamiento se deben principalmente al intercambio de aire necesario, no se trata sólo de la superficie, sino también del volumen.
De acuerdo con nuestro principio rector «tanto como sea necesario, tan poco como sea posible», se plantea la cuestión de cuán alto DEBE o DEBERÍA ser un sala limpia.
En teoría, podemos diseñar la altura de nuestras salas blancas con flexibilidad. La construimos alta si en el sala limpia se utilizan máquinas altas. Baja en casos excepcionales, si la nave en la que se instala la sala limpia tiene una altura de techo demasiado baja, ya que debe preverse espacio para el flujo de aire entre el techo de la sala blanca y el techo de la nave.
Sin embargo, por regla general, la altura de la sala blanca viene determinada por la Ordenanza de Lugares de Trabajo. Las salas de trabajo (y esto incluye las salas blancas) deben tener una altura libre suficiente en función de la superficie del suelo. Las dimensiones estándar son las siguientes
| Superficie base | Altura mínima |
| hasta 50 m² | 2,50 m |
| 50 m² – 100 m² | 2,75 m |
| 100 m² – 2000 m² | 3,00 m |
| más de 2000 m² | 3,25 m |
Por tanto, la altura de una sala blanca se basa esencialmente en el bienestar de los empleados, tal como estipula la Ordenanza de Lugares de Trabajo. Solemos planificar teniendo en cuenta la altura mínima.